Energía eólica y explotación agrícola ganadera: una sana convivencia
CMS consultores ha acompañado en los últimos años el desarrollo de la energía eólica en Argentina para la generación de electricidad, desde la perspectiva de la minimización de su impacto ambiental.
Si bien es considerada una energía limpia en cuanto a que su recurso principal, el recurso eólico, no genera gases de efecto invernadero, las fases de fabricación de los equipos, la instalación de los mismos, su operación y su disposición final si tienen algunos impactos negativos, que aunque son mínimos, deben ser tenidos en cuenta.
El diseño e implementación de un PGA (Plan de Gestión Ambiental) es crucial para la minimización de los impactos ambientales en las distintas etapas mencionadas anteriormente, y son tanto requisitos regulatorios de las autoridades ambientales locales como de los organismos y entidades internacionales que normalmente financian estas obras.
Los campos utilizados para la instalación de los aerogeneradores se ven afectados en una parte muy pequeña de su superficie, de no más de 2% de su superficie total. Hay áreas de afectación permanente, como los emplazamientos de los aerogeneradores, los caminos de acceso, plantas de transformación eléctrica, galpones y oficinas. Y hay también áreas de afectación temporal, que incluyen plataformas en el terreno para ser utilizadas por las grúas de instalación y el acopio temporal de las palas de los generadores y otros equipos. Justamente las superficies de afectación temporal son remediadas una vez terminada la etapa de instalación del parque, y recuperan su condición original donde la fauna y flora pueden continuar desarrollándose con la misma potencialidad que antes del inicio de obra.
La fase de instalación es la de mayor atención, donde un PGA inteligentemente aplicado minimiza la afectación a la flora y fauna autóctona, suelos, cursos de agua y producción agrícola ganadera. También se trabaja en la prevención y combate de incendios de pasturas que puedan provocarse internamente o en campos linderos, así como planes de prevención y contingencia para los trabajadores en la obra ante picaduras de arácnidos y ofidios. Otros aspectos no menores a tener en cuenta en esta etapa son los derrames de fluidos del equipamiento de instalación (residuos peligrosos), así como el tratamiento de los residuos húmedos y materiales de descarte, para los cuales se busca que sean reciclados y aprovechados por las comunidades locales y aumentando la economía y circularidad local. Aquellos materiales que no pueden ser reutilizados, se asegura su disposición final de acuerdo a las regulaciones locales.
En la fase de operación, la más larga de la vida útil de los parques eólicos (estimada en 25 años) los impactos son mínimos. La atención está puesta en residuos generados en el parque que puedan ser llevados por el viento, el ganado invadiendo las zonas de afectación permanente del parque por la falla de los cercos, las sombras generadas por las velas o torres de los aerogeneradores, y la contaminación visual. En este último punto, hemos visto que en muchos casos en Argentina, los parques situados cerca de rutas principales, son un atractivo turístico para los viajeros que se detienen a sacar fotos. En cuanto a la contaminación sonora el ruido de las turbinas es casi nulo debido justamente al propio viento y de intensidad similar al naturalmente originado por el viento en la superficie. Otro aspecto positivo de los parques es la seguridad que ofrece a los moradores de los campos afectados: todos los parques poseen controles de acceso permanentes, con lo que los caminos internos son mucho más seguros.
El aspecto positivo más importante de la etapa de operación de estos emplazamientos es que la producción agrícola ganadera no se ve afectada. Por estudios que CMS ha realizado en campo, la recuperación de las pasturas a su estado original se alcanza en pocos meses de finalizada la instalación en las áreas de afectación temporal, con la evidencia encontrada de abundantes deposiciones de bosta de bovinos y ovinos que demuestra la alimentación normal del ganado. Estas consideraciones aplican a cualquier zona geográfica del país, ya sea la zona centro (provincia de Córdoba), zona sudeste de la provincia de Buenos Aires o la región norte de la Patagonia.
Para la etapa de fin de vida útil de los aerogeneradores, aunque es una etapa que aún no se ha llegado en Argentina, ya hemos previsto la disposición final de la infraestructura, incluyendo el reciclado de las estructuras metálicas y la valorización energética o coprocesamiento de las palas, una tecnología que está disponible hoy, aunque se prevé que a futuro las mismas también puedan ser recicladas.
Un último análisis del efecto de la instalación de parques eólicos en Argentina nos indica que no solo la energía eólica y explotación agrícola ganadera conviven sanamente, sino que esta solución de triple impacto tiene un efecto cascada en las comunidades locales y economías regionales: personal técnico calificado se radica en las zonas de operación dinamizando la economía, se está desarrollando una industria local de proveedores de equipamientos y servicios de ingeniería, y los parques ya funcionando son evidencia de que el recurso eólico y el mínimo impacto ambiental son valiosos, generando una oportunidad para futuros desarrollos en las zonas aledañas ya que es posible replicar el modelo de parque aprovechando el perfil de viento de la zona y el punto de conexión a la red troncal eléctrica.